El 5 de febrero de este año Luna que era una pastora australiana, desapareció mientras paseaba con su dueña, Amber Myres. La familia estaba preocupada por la desaparición del perro amado y lo buscaron toda la semana, pero eso fue en vano.

Ellos recurieron a Sandra Coulston que era una especialista en busca de los animales desaparecidos. Hay muchas maneras de encontrar al perro como: Explorar el territorio, preguntarles a los vecinos, conocidos, compartir anuncios, publicarlas en las redes sociales. Después de estudiar todos los detalles y consecuencias de la desaparición del perro, Coulston les aconsejó que dejara su ropa , ya que el olor podría atraerle al perro. Por fin la camára cerca de la casa mostró al perro desaparecido y la familia fue a buscarle. Amber y su esposo le encontraron al perro, pero estaba tan asustada que no fue cerca de sus dueños cuando lo llamaban. Amber dice que “Por alguna razón Luna tenía miedo de ellos y se escapó inmediatamente.

Más tarde ellos volvieron a perseguir al perro, pero esta vez fueron con sus hijos. Mientras ellos le buscaban a Luna, la hermana de la mujer estaba en el coche con su hija Braylin y su hijo Bowen. El niño estaba muy cansado y comenzó a llorar, por lo que la mujer le abrazó y salió del coche. Entonces el bebé lloraba y eso le atrajo a Luna. Al escuchar su voz corrió hacia el coche para asegurarse de que estaba bien. La investigación muestra que el llanto de un bebé les preocupa a los perros. Generalmente es recomendado que las mascotas escuchen el llanto de un recíen nacido para que se acostumbren a los nuevos sonidos. En este caso el niño jugó un papel positivo en esta situación.

Ahora Luna ha regresado con su familia y está feliz de volver a su casa y jugar con los niños. Y todos le aman mucho. Parece que eso le gusta más que pasear solo y tener aventuras al aire libre en las calles frías.