Una vez un hombre salvó a un pequeño patito, y éste creció convirtiéndose en un hermoso cisne que ahora no quiere alejarse de él.

 Una vez un hombre salvó a un pequeño patito, y éste creció convirtiéndose en un hermoso cisne que ahora no quiere alejarse de él.

Un día, Rob Adams encontró un pequeño patito herido. Éste hubiera muerto si el hombre no lo hubiera recogido consigo. Él era débil pero tenía una gran voluntad de vivir y, además, era bastante grande, por lo que sus posibilidades de supervivencia eran buenas.


Después de ser examinado por un veterinario, le pusieron el ala en su lugar y le dieron una dieta adecuada. Resultó ser un bebé cisne salvaje, pero necesitaba mucho amor y atención. Robert se ofreció a cuidarlo.


Tuvo que llevarlo consigo a todas partes para que no se aburriera y su alimentación se hiciera según lo previsto. Pronto, Sidney (como se llamaba el patito) se acostumbró tanto a su dueño que incluso aprendió a dormir a su lado.


Desde entonces, Robert nunca se separó del ave: viajaban juntos, iban de compras juntos y navegaban juntos por el río. Él tenía otra mascota en casa, un perro chihuahua, con el que Sidney también logró establecer una relación.


Pero no se puede luchar contra la naturaleza. El hombre decidió llevar al cisne a una protectora para que lo adaptaran a su hábitat natural.Después de todo, un cisne debe encontrar pareja y pasar el resto de su vida con ella.


Pero no fue así de fácil. Los trabajadores del centro intentaron todo lo posible, pero el patito se negó rotundamente a vivir al aire libre y, además, a volar a algún lugar.


Así que los protectores tuvieron que devolver al ave a su hogar original. Robert estaba muy contento, él también extrañaba y se preocupaba por su amada mascota.


Ahora viven todos juntos bajo el mismo techo: Robert con su esposa, Sidney y su perro. Esta es una historia de amistad muy inusual.

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